¿Qué entendemos por habilidades cognitivas?
Podemos definir cognición como el conjunto de habilidades o capacidades que nos permiten relacionarnos con nuestro entorno, interpretarlo y comprenderlo.
Por tanto, cuando hablamos de habilidades cognitivas nos estamos refiriendo a aquellas funciones que facilitan la interacción entre la persona y su ambiente. El desarrollo de estas habilidades permite al hombre relacionarse con su entorno y adaptarse a él de la mejor manera posible.
No existe un consenso entre autores a la hora de definir y clasificar las habilidades cognitivas. Para simplificar, en este artículo nos centraremos en las capacidades básicas: la percepción, la atención y la memoria.
La percepción es la capacidad de aprehender las sensaciones del ambiente que nos rodea (y de nuestro propio cuerpo). Al percibir podemos seleccionar, organizar e interpretar estos estímulos. Existen 5 tipos fundamentales de percepción: visual, auditiva, olfativa, gustativa y táctil. A ellos habría que sumar otros como la cinestésica (ubicación de nuestro cuerpo en el espacio).
La atención es una función compleja y para ella tampoco existe una definición unívoca. No obstante, en líneas generales, los distintos autores la definen como la capacidad para procesar la información proporcionada por los sentidos. Así, la atención nos permite orientarnos hacia el foco del estímulo deseado, seleccionar aquello que nos resulte relevante y, además, hacer que el proceso de focalización se mantenga a lo largo del tiempo.
En cuanto a sus tipos, encontramos distintas clasificaciones. Nos centraremos aquí en una de las más empleadas, aquella que distingue entre atención selectiva, dividida y sostenida.
- La atención selectiva es la capacidad de focalizar voluntariamente nuestra percepción sobre ciertos estímulos ambientales y obviar otros que estimamos irrelevantes. Un ejemplo de atención selectiva sería la que nos permite mantener una conversación en mitad de un concierto. Durante el tiempo que dura dicha conversación, la música pasa a un segundo plano y nuestros sentidos atienden únicamente al mensaje transmitido por nuestro interlocutor.
- La atención dividida es la capacidad para focalizar voluntariamente nuestra percepción en más de un estímulo a la vez. Sería el caso de quien lee un libro y, simultáneamente, escucha música.
- La atención sostenida es la capacidad para focalizar nuestro interés sobre determinado estímulo a lo largo de un periodo de tiempo prolongado. Concentrarnos en la lectura de un texto exigiría este tipo de atención
La memoria es la capacidad que nos permite codificar, almacenar y recuperar información (recuerdos) de diverso tipo y procedencia (ideas, sensaciones, imágenes, sentimientos,etc).
En cuanto a su clasificación, podemos distinguir tres clases fundamentales de memoria: la memoria sensorial, la memoria a corto plazo y la memoria a largo plazo.
- La memoria sensorial es la memoria que conecta directamente con los estímulos externos (sensoriales) o internos (ideas, sensaciones). Se encarga de registrarlos durante un período de tiempo limitado, el tiempo necesario para que la información relevante sea procesada por la memoria operativa. Los estímulos superfluos son desechados sin procesar.
- La memoria a corto plazo es una especie de pasillo ubicado entre la memoria sensorial y la memoria a largo plazo. Nos permite codificar la información recibida desde la memoria sensorial para luego almacenarla de forma permanente en la memoria a largo plazo. En el proceso inverso, al recordar, facilita la recuperación de la información almacenada en la memoria a largo plazo. Este tipo de memoria también se denomina memoria de trabajo u operativa. Otra de sus funciones es almacenar temporalmente la información para trabajar con ella. Un ejemplo de esto último se produce cuando alguien nos dicta una dirección postal y la mantenemos activa el tiempo justo para anotarla en un papel.
- La memoria a largo plazo constituye el almacén más o menos permanente de la información procesada. Dicha memoria se divide en explícita e implícita.
La memoria declarativa o explícita consiste en el almacenamiento y recuperación consciente e intencional de la información. En función del tipo de información almacenada distinguimos entre memoria declarativa episódica y memoria declarativa semántica. La memoria episódica está formada por los recuerdos autobiográficos. Por ejemplo, el recuerdo del menú de nuestro último cumpleaños. La memoria semántica incluye toda aquella información que no tiene un carácter autobiográfico. Está formada por el resto de conocimientos que hemos adquirido en relación al mundo que nos rodea. Por ejemplo, el vocabulario. Por tanto, hablamos de memoria semántica si recordamos la fecha de inicio de la Revolución Francesa. En cambio, sería memoria episódica el recuerdo del momento (cuándo, cómo, dónde...) en el que cada uno de nosotros aprendió dicha fecha.
La memoria no declarativa o implícita está formada por los recuerdos cuyo registro y recuperación no se producen de manera consciente. Esta memoria se vincula a tres tipos de aprendizaje: procedimental, no asociativo y asociativo. El aprendizaje procedimental tiene un carácter práctico, relacionado con la adquisición de habilidades o destrezas, por ejemplo tejer o montar en bicicleta. El aprendizaje no asociativo incluye los procesos de habituación (disminución de la respuesta a un estímulo por la exposición constante a este) y sensibilización (aumento de la respuesta ante un estímulo debido a su exposición repetida y continua). Por último, el aprendizaje asociativo incluye el condicionamiento clásico (aprendizaje mediante el cual un estímulo neutro, que inicialmente no generaba una respuesta, acaba produciéndola por asociación continuada con otro estímulo que sí la producía) y el condicionamiento operante (proceso de asociación entre actos y consecuencias mediante el cual la persona aprende a realizar (o evitar) una conducta debido a su vinculación con determinado refuerzo o castigo) .
El poder de los cuentos como método de desarrollo cognitivo
El nivel de desarrollo de las habilidades mencionadas no nos viene dado únicamente de manera biológica, pues se trata de un proceso multi-determinado en el que los aspectos psicológico y social juegan un papel principal. Por tanto, dichas habilidades son susceptibles de entrenamiento y mejora.
Existen múltiples maneras de conseguir que niños (y adultos) entrenen sus habilidades cognitivas. Una forma sencilla y divertida de hacerlo es a través de la lectura.
Durante la lectura de un cuento estamos poniendo en funcionamiento distintas habilidades.
En cuanto a la percepción no cabe duda de que, al leer, trabajamos fundamentalmente la visual. No obstante, podemos desarrollar la percepción auditiva si incluimos en nuestra rutina la lectura de textos en voz alta, por ejemplo, si leemos a los niños un cuento antes de dormir.
Además, para trabajar otras habilidades sensoriales, podemos añadir elementos novedosos a la lectura tradicional. Una manera de lograrlo es mediante la elaboración de historias interactivas en las que incluyamos elementos táctiles, olfativos o de cualquier otra modalidad sensorial, incluso cinestésica. Asimismo, esta forma de lectura puede ser beneficiosa para niños con discapacidades sensoriales, principalmente si son de tipo auditivo o visual.
Por otro lado, la lectura de cuentos en voz alta y la inclusión de estímulos adicionales, es una ocasión perfecta para que padres e hijos pasen un tiempo de calidad juntos, divirtiéndose, experimentando una actividad distinta y aprendiendo al mismo tiempo.
En relación al desarrollo de la atención, las atenciones selectiva y sostenida juegan un papel fundamental en la lectura de un texto. Leer es una forma bastante eficaz de trabajarlas. Y,al igual que con la percepción, pueden variarse los canales de recepción de la historia en función de la modalidad sensorial que queramos potenciar.
Por su parte, la memoria, en casi todas sus variantes, cumple un papel fundamental durante la lectura. Uno de los tipos de memoria más desarrollados es la semántica, pues al leer adquirimos nuevo vocabulario y diversos conocimientos. La memoria es necesaria para comprender el significado de lo que estamos leyendo, pero también para relacionar acontecimientos y datos que aparecen en el relato. E, incluso, para conectar y acomodar la nueva información a conocimientos previos.
Por tanto, vemos que durante la lectura trabajamos el desarrollo de múltiples habilidades. No obstante, podemos potenciar su efecto si realizamos ejercicios complementarios (antes y después de leer). Estos ejercicios ayudarán a impulsar el desarrollo de las habilidades cognitivas mencionadas y de otras distintas.
Como conclusión, la lectura puede ser la manera perfecta en torno a la cual elaborar un plan de estimulación cognitiva completo. Este plan ayudará al niño a desarrollar sus habilidades y dicho desarrollo repercutirá positivamente en el resto de sus áreas vitales (no solo en las estrictamente académicas). Así que, ¿qué tal si leemos un cuento?
NOTA: El artículo trata el tema de las habilidades cognitivas de manera superficial y muy resumida. Si algún lector desea obtener más información sobre los puntos abordados, puede solicitarlo en los comentarios. No obstante, en posteriores artículos desarrollaremos con mayor detenimiento estos asuntos e incluiremos actividades que trabajen las habilidades cognitivas de manera global y específica.
¡Hasta la próxima!
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